Una ruta turística en moto por la provincia de Guadalajara. Organízala a tu aire.
Alcolea del Pinar

Alcolea del Pinar


Descripción

Alcolea del Pinar es una parada obligada para visitar la famosa Casa de Piedra. La historia de la Casa de Piedra es realmente curiosa. En 1907 el vecino de la localidad, Lino Bueno, que trabajaba construyendo acequias, en obras públicas y de pastor, de 55 años de edad, acudió al ayuntamiento para solicitar la titularidad del peñasco. Su finalidad era construir dentro del mismo una vivienda para él y su familia, puesto que sus ingresos no le permitían la adquisición de inmueble alguno. El alcalde accedió a sus pretensiones, pensando que nunca lograría tal objetivo y que habría perdido la cordura. Al cabo de 7 años, Lino había completado su primera estancia multifuncional dentro de la roca maciza. Trabajaba fuera de su horario de trabajo y lo siguió haciendo durante años, porque una vez habilitada las instancias principales para poder vivir, sin luz eléctrica, que la pusieron los italianos durante la guerra civil cuando usaron la casa de polvorín, continuó haciendo dependencias en la planta superior. Su empeño y tesón recibió numerosas felicitaciones y condecoraciones a nivel nacional desde tiempos de Alfonso XIII hasta la actualidad. Hoy puede visitarse.

Desde Alcolea nos dirigiremos en nuestra ruta por la carretera de Luzaga hasta llegar a las inmediaciones del valle del Tajuña hasta el castillo de Riba de Saelices.

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Fuera de ruta

Antes, fuera de ruta, no estaría mal acercarse hasta Aguilar de Anguita y Anguita y recrearnos en su coqueteo con la prehistoria.

Aguilar de Anguita tiene algunos reclamos de interés: la ermita de la Virgen del Robusto, un dolmen de la Edad del Bronce, unas antiguas salinas, un puente romano y, si se tienen muchas más ganas de andar, el paraje de La Cerca y la necrópolis del Altillo, donde aparecieron en su día más de 5.000 enterramientos de la Edad del Hierro, algunos con su ajuar. Todas estas opciones hay que hacerlas andando y nos llevarán al menos dos horas,

Volvemos a coger la moto y nos dirigimos, por la carretera principal, hasta tomar a la derecha el desvío que conduce a Anguita. Hay pueblos que son armónicos. Hay pueblos donde nada chirría y nada sobra, todo está perfectamente encajado en su marco natural. Anguita es uno de esos lugares sin broza, donde las casas están maridadas con las rocas que rodean el pueblo, provocando, como si quisieran echarse encima. Además tiene un río con una huerta privilegiada, flanqueado de cuevas y, por si esto fuera poco,  tiene su personaje: El Cid; y también su historia: allí se constituyó la Diputación Provincial de Guadalajara en 1813. 

Anguita tiene una torre vigía que se alza sobre el cortado que domina el pueblo, sobre el Tajuña. Se la conoce como torre de las cigüeñas o de los moros. Se puede acceder a ella. Su origen se data entre los siglos XIII y XIV. Desde Anguita a Luzón, se disfruta de uno de los paisajes más hermosos de cuantos existen por estas sierras casi alcarreñas o por estas alcarrias casi serranas. Una pista de tierra en buen estado acompaña al río Tajuña en su curso durante varios kilómetros. Cárcavas, roquedales y chopos estirados  hasta no poder más indican el cauce del agua. El sol tiene sus justas horas.  Anguita, en una primera impresión, parece un pueblo viejo y protegido. Nació en las dos márgenes del río y con el paso del tiempo fue ascendiendo hacia la montaña por su ladera más benigna. El "Poema del Mío Cid" cuenta que en su parte baja, conocida entonces como Las Cuevas de Anguita, acampó Rodrigo Díaz camino del destierro. Tal vez sea esta zona del pueblo la más atractiva. Las casas, a modo de cuevas, se han ido haciendo bajo los enormes pedruscos inclinados y amenazantes que  parecen recostarse sobre el Tajuña. Se diría que en cualquier momento pudieran ser aplastadas por el furor de la naturaleza. A su vera, la hermosa iglesia románica de la Virgen de la Lastra, patrona de la localidad. El resto del pueblo camina hacia arriba, donde una iglesia y abundantes casas conforman su estructura.

Tomando ya el hilo de nuestra ruta, nos dirigimos hasta Riba de Saelices con una primera parada en Luzaga.