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Pastrana

Pastrana


Descripción

En Pastrana estuvieron Santa Teresa de Jesús, la princesa de Éboli y San Juan de la Cruz, y en su colegiata se encuentra el mejor tapiz del mundo, entre otras muchas maravillas e historias que el viajero podrá conocer. Ante todo, Pastrana es una ciudad monumental. La estrechez de sus calles, sus arcos, sus fuentes, sus conventos, sus palacios, la colegiata, las huertas... todo cuanto hay en Pastrana nos traslada a cientos de años atrás, cuando en esta villa se cocían muchos de los acontecimientos que días después revolucionaban a toda España. Lo más importante es pues, callejear, fijarse en las fachadas, en las rejas de los balcones y ventanas e introducirse en sus mesones y tascas, que los hay, y muchos.

Nada más entrar al pueblo por su parte alta, el viajero atraviesa un arco de la antigua muralla, con una placa en homenaje a Camilo José Cela, en la que se recoge un párrafo del libro, el relativo a la entrada del escritor gallego por vez primera en la llamada Plaza de la Hora, el lugar por donde se entra a la villa y donde es aconsejable aparcar. Decía el Nobel: "A la mañana siguiente, cuando el viajero se asomó a la Plaza de la Hora, y entró, de verdad y para su uso, en Pastrana, la primera sensación que tuvo fue la de encontrarse en una ciudad medieval, en una gran ciudad medieval. La Plaza de la Hora es una plaza cuadrada, grande, despejada, con mucho aire. Es también una plaza curiosa, una plaza con solo tres fachadas, una plaza abierta a uno de sus lados por un largo balcón que cae sobre la vega, sobre una de las dos vegas del Arlés. En la Plaza de la Hora está el palacio de los duques, donde estuvo encerrada y murió la princesa de Éboli...”.

De entre todos sus monumentos sobresale la iglesia Colegial de estilo gótico y renacentista, allí puede visitarse un fabuloso museo en el que destacan los famosos tapices, tejidos por Grenier, en Bruselas, con diseños de Nuño Gonçalves, que representan las campañas bélicas de Alfonso V de Portugal. También se encuentra un Cristo del siglo XIII, algunas imágenes de Salzillo, varios lienzos de Carreño, Luis Fernández y El Greco, el retablo de Matías Jimeno, la sillería de nogal del coro de Antonio Arteaga, además de valiosos objetos y muebles. Bajo la iglesia se encuentra el Panteón de los duques, en una cripta debajo del Altar Mayor.

A un kilómetro de Pastrana se encuentra el convento carmelita, fundado en 1569 por Santa Teresa de Jesús, en el que puede verse la cueva donde se supone que San Juan de la Cruz escribió su Cántico Espiritual. La historia de este convento corre paralela a la historia de la villa, no en vano está considerado como la cuna del Carmelo masculino reformado.

Por las obras de arte que atesoró, por los personajes que por él pasaron, por ser sede durante varios años del Capítulo General, este convento es sin ninguna duda uno de los más importantes que hay en España.  El interior en la actualidad está muy reformado, siendo una elegante Hospedería para eventos y un importante centro cultural, donde puede verse un museo de Historia Natural formado por los franciscanos con fondos traídos de Asia, así como numerosas pinturas de tema teresiano.

Otros de los monumentos que pueden verse en Pastrana son: el convento de San Francisco en la parte alta del pueblo; el convento de San José; el antiguo Colegio de San Buenaventura y la casa de Leandro Fernández de Moratín, el ilustre dramaturgo. Todo Pastrana es un monumento, las calles del Heruelo, del Regachal, La Castellana o la Plaza de los Cuatro Caños con su fuente de corte medieval, invitan a quedarse, pero debemos seguir la ruta.

Galería de imágenes




Fuera de ruta

Tras la visita por Pastrana siguiendo la carretera CM-200 y desviándote por la GU-209, encontrarás Moratilla de los Meleros. Entre cerros y atravesada por el arroyo de Santa Ana, situamos esta pequeña localidad alcarreña, un destino ideal para una escapada. Aquí podrás llenar tus pulmones con sus aromas a espliego, romero y tomillo, que otorgan gran calidad a su afamada miel. Además te perderás en el encanto de su conjunto urbano y disfrutarás de la belleza de la iglesia parroquial dedicada a la Asunción. ​

Pese a pertenecer al siglo XVI, la iglesia conserva su original portada románica del siglo XIII formada por cuatro arquivoltas y chambrana y sujeta por cuatro pares de columnas. Dentro destacan las bóvedas de la cabecera y el crucero de estilo gótico isabelino. El resto del casco urbano es una muestra más de la belleza de la arquitectura popular alcarreña, edificios con hermosos soportales como el que encontramos en la plaza del Coso y la fuente pública. 

Además, visitarás su rollo o picota plateresco del siglo XVI a la entrada de la Villa. Esta construcción ha sido declarada B.I.C. con la categoría de Monumento. Los bustos y cabezas humanas, de animales, demonios y ángeles destacan entre su decoración.