Dicen que la culpa de que Guadalajara haya sido una gran desconocida durante decenios para el turismo de Madrid, la tiene la Nacional, hoy autovía. A lo largo de cien kilómetros, desde Madrid hasta entrar en la provincia de Soria, esta carretera no muestra más que páramos y campos abiertos de cereal, si exceptuamos el estrecho valle de Torija. La impresión que se llevan los viajeros cuando transitan por esta importante arteria, es la de que cruzan de sur a norte una provincia árida y con pocos encantos que ofrecer.