Luzaga
Descripción
A tres kilómetros de Luzaga, se encuentran los restos de la conocida como atalaya de Albalate de Tajuña o el castillo, cerca del molino harinero y de la ermita de san Roque, encima de uno de los meandros que hace el río. El valle del Tajuña hay que recorrerlo mirando a izquierda y derecha, con la mirada alta, sin complejos. Los roquedales que flanquean la ribera son un espectáculo. Sobresale un paraje que los vecinos de estos pueblos conocen como Peñas Rubias. Un caprichoso crestón de roca arcillosa rosada, desgastada por el viento, que sirve de refugio a las rapaces y que convierte esta ruta en una de esas asignaturas pendientes que tenemos todos cuantos amamos la arquitectura natural. El torreón es anterior a la reconquista cristiana de estas tierras y tenía una función de vigilancia. En 1699 todavía estaba habitado, aunque ahora es una ruina. Luzaga es un pueblo antiguo, que cuenta con alojamiento y restaurante, y tiene una fresca y agradable vega para hacer un alto en el camino.
Fuera de ruta
Camino de Riba de Saelices nos encontramos con un desvío a Hortezuela de Océn que conserva los restos de una antigua atalaya que vigilaba la vía que discurría por el valle y las cercanas salinas de Saelices de la Sal. Se la conocía como castillo de Almalaff. Junto a sus ruinas existe hoy una ermita, de la Virgen de Océn y una laguna salada que llegó a tener 600 pasos de circunferencia. Para acercarse hasta allí es imprescindible preguntar y dar un paseo. Si regresamos a la carretera, nos encontraremos con otro desvío a mano izquierda que nos lleva a Saelices de la Sal.