Castillo de Santiuste, Corduente
Descripción
Aunque el principal reclamo de Corduente está a varios kilómetros del pueblo, no hay que olvidar que en Corduente se encuentran el pequeño castillo de Santiuste y uno de los centros de interpretación del Alto Tajo, dos importantes reclamos turísticos para la zona. El castillo de Santiuste es en realidad una casa fuerte de planta cuadrada de 25 metros de lado, patio central y cuatro torres cuadradas esquineras, cada una con cuatro pisos y sótano. Está ubicado en lo que en tiempos fue la localidad de Santiuste, hoy inexistente. Del castillo todavía puede verse buena parte de su estructura. Es de propiedad privada. En cuanto al centro de interpretación se trata de un edificio concebido como una oficina de turismo activa en la que los visitantes pueden admirar con recursos audiovisuales la riqueza ambiental del Parque Natural del Alto Tajo.
Muchos conocen el Barranco de la Hoz, junto al río Gallo, pero no todos los que han estado allí han tenido el fuelle suficiente para subir a lo alto de las rocas que jalonan el transcurrir del río Gallo. Cientos de escaleras amenazan a quien busca un horizonte más amplio, y advierten de que no es fácil conseguir el objetivo. Sin embargo, quienes lo han hecho, no se arrepienten. Siendo una de las atalayas más fotografiadas y publicadas de la provincia de Guadalajara, es privilegio de unos pocos atletas disfrutar del paisaje. Mirar el barranco desde la cresta invita a jugar con las formas de las rocas. Tolmos labrados durante siglos, rasgados y arrugados por el viento y el agua, proponen formas variantes según la luz, la posición de la mirada o el ánimo imaginativo de quien las mira. Asomarse al Gallo desde lo más alto, es jugar entre el vértigo y el placer.
Por supuesto, no olvidarse de hacer una visita al monasterio, prácticamente excavado en la roca y con detalles de arte románico de enorme interés.
Galería de imágenes
Fuera de ruta
Fuera de ruta es aconsejable una visita a Herrería, en dirección contraria a Molina, por la carretera. Allí se encuentra El Ceremeño, un pequeño parque arqueológico que nos enseña cómo vivíamos hace 2600 años, es visitable. Está ubicado a las afueras del pueblo y tiene su pequeño centro de interpretación. Reproduce un poblado del año VI a. de C. Aconsejable leer los paneles informativos a medida que andamos entre las calles, para sacar el jugo a esta visita. Aprendemos cómo se distribuían las viviendas de manera ordenada y eficiente para protegerse del frío o del calor y ganar en seguridad, toda una lección de vivienda sostenible, hoy tan de moda. Nos sorprende la perfecta delimitación de la muralla que protegía el poblado y la orientación de las entradas y salidas del recinto, perfectamente pensadas para evitar sorpresas.